viernes, 22 de febrero de 2013

Hemos cumplido 1 año





Y lo hemos hecho gracias a ti. Por tu apoyo, por tu fidelidad, por tu amistad. Por eso “te vamos a sorprender”. El sábado 23 de febrero todos nuestros productos tendrán un 10% de descuento, y solo por venir te llevarás de regalo una botella de 100 ml de AOVE. De esta forma queremos agradecer tu confianza en nuestros productos y en el saber hacer de nuestra oleoteca.


Sin vosotros, hubiese sido imposible cumplir este año.


Muchísimas gracias.


martes, 12 de febrero de 2013

San Valentín (y II), con Aladina



En el anterior post hacía referencia a San Valentín y, cómo no, al “amor”. Sería difícil explicar la palabra, pero a pesar de ello, una de las definiciones de la RAE es: “Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo”. Y esto viene a propósito porque muchos de vosotros seguramente habréis visto por la calle unos buzones  en los que se puede leer: “buzón Aladina” cuyo lema es: “Envía una sonrisa contra el cáncer infantil” (www.aladina.org). Y es que el amor no solo lo podemos referenciar a nuestra pareja. Hay algo más; y aunque parezca muy redicho y algo sentimentaloide, el amor puede constituir una de las expresiones fundamentales del ser humano con su entorno y sus semejantes. Existen muchas ONGs dedicadas a cualquier tipo de labor social, pero sin duda, ésta me llamó la atención, no solo por lo curioso de su publicidad, si no porque los protagonistas (y muy a su pesar, ya que se trata de cáncer) son niños y adolescentes. Confieso que siento una especial debilidad por el mundo infantil, ya que creo que los niños son la expresión más natural del ser humano; son, por así decirlo, el ser humano “en bruto”. Todos sus sentimientos son explosivos, vehementes hasta límites insospechados. Cuando están alegres o ríen lo hacen hasta caer rendidos. Si están tristes, lloran desesperadamente. Son egoístas o por el contrario desprendidos sin límite. Cuando te quieren lo hacen sin tapujos y cuando te odian, sin recelos. Por su boca pueden aparecer las palabras, guapo, feo, pesado, tonto…porque en ese momento lo están sintiendo así y no necesitan esconderse para expresarlo. Cuando preguntan y repreguntan, ya que están descubriendo su entorno, lo hacen con tal naturalidad, con su (pura) inocencia que te desarman completamente o bien no te queda más remedio que rendirte ante ellos y comprender la cantidad de cosas que nos pueden enseñar y no a la inversa. Así, es de agradecer que haya organizaciones, fundaciones, etc. que centren su esfuerzo en la ayuda hacia los demás; en definitiva, que entreguen parte de su amor (ya sé que suena muy “empalagoso”) en hacer felices a otros.

Concretando y centrándome en la fundación Aladina os diré que es una entidad privada sin ánimo de lucro creada en el 2005 con el objetivo de ayudar a los niños que padecen cáncer y a sus familias atendiendo sus necesidades materiales y psicológicas. A través de ella ha sido posible, en el Hospital del Niño Jesús de Madrid (de financiación pública), la construcción del centro Maktub, dedicado a trasplantes de médula ósea, que tiene además como objetivo añadido la de paliar, en la medida de lo posible, la sensación de aislamiento a la que están sometidos los niños inmunodeprimidos y que la calidad de los espacios les amabilice la estancia a ellos y a sus familiares.

Y una vez hecho este pequeño inciso, os propongo una alternativa al día de San Valentín, que en definitiva es el día casi por excelencia en el que estamos “obligados” a demostrar nuestro amor. (Y sí, sé que va en detrimento de lo que pudierais comprar en nuestra oleoteca). Y es que con un simple gesto, y por muy poquito dinero, colaborar, ya no solo con la fundación Aladina enviando un SMS (lo podéis ver en su web: www.aladina.org), si no con cualquier otra organización que desinteresadamente se dedique a intentar hacer felices a los demás.

Feliz día de San Valentín

viernes, 8 de febrero de 2013

San Valentín...Díselo con el corazón (o con nuestros bombones)



Muchas culturas, entre ellas la Celta, la Griega, la Romana o la Egipcia, pensaban que el corazón era el centro de las emociones, del valor, de los sentimientos. Platón consideraba que teníamos dos almas, una inmortal que residía en la cabeza y la otra mortal que se hallaba en el corazón en la cual se asentaban los sentimientos; sin embargo Aristóteles concluyó que las dos almas habitaban en el corazón. En cuanto a su forma actual de representarlo como forma del amor, la idea menos romántica lo sitúa como una manera algo infantil de dibujar el corazón humano. De cualquier forma y dada la tendencia que tenemos de movernos a través de la simbología, la asociación que hemos hecho de un corazón con la parte sentimental es evidente. Y así, cuando alguien altruistamente es muy desprendido y solidario solemos decir que tiene un “corazón de oro” y de forma inversa si una persona se muestra de manera despiadada decimos que tiene un “mal corazón”. Trasladándolo al plano amatorio, somos capaces de “entregar nuestro corazón” a la persona amada, aunque a veces, ésta, sea capaz de “rompérnoslo”. Sea como fuere, lo cierto es que amor y corazón van íntimamente ligados (y nunca mejor dicho), aunque he de reconocer que otras vísceras juegan un papel importante y si no que se lo digan a nuestro estómago, eterno sufridor del revoloteo de mil mariposas recorriéndolo cuando estamos enamorados.

Y es que el amor tiene la mala costumbre de dejar a nuestro cuerpo “fuera de juego”, empezando, por supuesto, por nuestro corazón, que es capaz de pasar de ser una simple campanilla a convertirse en un auténtico tam tam desbocado. O esos suspiros a destiempo, acompañados de una mirada perdida hasta el infinito (y más allá); por no hablar de la elasticidad temporal. Hay que ver cómo se estira el tiempo cuando estás deseando que llegue una hora y como es capaz de encogerse cuando deseas  que no pase. Pero qué sería de nosotros, “pequeños humanos” sin ese sentimiento. El amor nos idiotiza, pero a la vez nos da la fuerza suficiente para acometer todo tipo de empresas. Así, nos gusta comportarnos delicadamente con la persona amada; tener detalles, aunque sean pequeños, para recordarles que continuamente les “llevamos en el corazón”.

Desde nuestra Oleoteca te queremos ayudar y te proponemos desde esa botellita de aceite, o los packs de jabones, los bombones con aceitunas o los bombones de aceite de oliva, hasta las cestas con cualquiera de los productos que quieras elegir. Por supuesto, no nos olvidamos de que quieras sorprender a tu pareja con una original cena romántica, para lo cual podrás escoger entre 21 variedades distintas de patés, o nuestros platos preparados, como las carrilleras de buey, el cochinillo o la pierna de cordero, o cómo no, nuestras pastas italianas con una magnífica salsa de pesto; y para el final de la cena algo tan dulce como vuestro amor, unos bombones, chocolate, o esas cremas de cacao untadas en regañás.

Esperamos que tengáis un estupendo, magnífico y feliz día de San Valentín…aunque en el amor, cada día (y el día a día) es el verdadero regalo.