miércoles, 18 de noviembre de 2015

Destrucción del patrimonio en España



Por su interés, y porque además mi hijo Guillero es el autor (Estudia el Grado de Ciencias y Letras de la Antigüedad), reproduzco un pequeño texto que presentó en una de sus asignaturas.

Confío en que os resulte tan ilustrativo y llamativo como a mí


Prefiero los malvados a los imbéciles.
Aquéllos, al menos, dejan algún respiro.”
(Alexandre Dumas)



Madrid, 18 de julio de 1972.
Tras la ayuda prestada por una misión arqueológica internacional para salvaguardar monumentos egipcios durante la construcción de la presa de Asuán, el Gobierno Egipcio, en señal de agradecimiento (entre otros factores), decide regalar a la nación española el Templo de Debod, el más codiciado de entre todos los templos salvados.

Estados Unidos recibió el Templo de Dendur (actualmente en el Metropolitan Museum de Nueva York), Italia el Templo de Ellesiya (actualmente en el Museo Egipcio de Turín) y Holanda el Templo de Taffa (actualmente en el Rijksmuseum van Oudheden de Leiden).

En pleno centro de la capital, el más valorado de los templos se expone con firmeza ante las precipitaciones y una contaminación “sustancialmente mejor que hace cuatro o cinco años” (Ana Botella, 2015). Sin embargo, éstos no son los únicos factores que debilitan la supervivencia del templo, pues en los muros no sólo encontramos grabados egipcios o romanos, sino que también es posible apreciar algún “Rafa y Jessy 4ever”. Además de la labor epigráfica, es necesario recordar que Plaza de España es una “zona de fiesta”, hecho por el cual cada vez son más las personas que en el templo se dan cita los fines de semana no para rendir culto a Amón e Isis, sino a Dionisos, siendo inevitable que el comportamiento de dichas personas produzca algún que otro deterioro en el templo.

Madrid, 23 de febrero de 1981.
Esta fecha, conocida por todos, afortunadamente quedó en un terrible susto para la población. Desafortunadamente, fueron aniquilados los únicos testigos vivos de lo que ocurrió durante más de un siglo en la cámara donde eran tomadas las decisiones políticas de un país con Constitución. Las sillas isabelinas utilizadas por los taquígrafos, destripadas por los golpistas, estaban destinadas a convertirse en una pira funeraria; y aunque finalmente no llegara a producirse la hoguera, la ignorancia consiguió acabar con las sillas, objetos quizá no tan llamativos como un templo, pero de gran importancia histórica.

Borja (Zaragoza), agosto de 2012.
Quizá el Ecce Homo de Borja sea el ejemplo más llamativo de los expuestos, pero su inclusión no pretende lamentar la pérdida de una obra, sino más bien evidenciar el carácter que permite (e incluso fomenta) la destrucción del patrimonio en España. Pues, aunque no poseyera gran valor patrimonial, nada puede negar que no se hubiera producido una intervención similar en una obra de mayor interés, porque lo que aquí se pretende señalar es esa actitud genuinamente española de “¡esto lo arreglo yo!”, actitud que este verano, en Galicia, ha convertido un dolmen en una parada casi obligatoria para los héroes del domingo.

Asimismo, a tanto llega el interés cultural de nuestra nación que, indagando en la enciclopedia más utilizada por la misma (Google España, el oráculo del siglo XXI), nos encontramos con que la primera página está plagada de referencias a esta restauración (como que la restauradora se lucrará con el 49% de los beneficios de marketing de su creación o que el fresco tendrá su propia ópera). Únicamente una entrada hace referencia a la sentencia bíblica y, evidentemente, la obra de Nietzsche parece haber desaparecido del registro. Tal es el poder destructor patrimonial no ya en España, sino de España.

Con estos ejemplos concluyo que, mientras no haya rentabilidad económica, no habrá preocupación por el patrimonio, ni siquiera conciencia del mismo.

Todo esto se debe a que el sentimiento histórico y la sensibilidad artística de los actuales pueblos ibéricos no son más que las entrañas de un cadáver mal constituido que apesta a pragmatismo y que, despreciando su pasado (aunque no menos que su presente), sigue teniendo el arrojo de mendigar un suplemento de futuro.

Guillermo Villanueva Alonso-Bernaola

viernes, 13 de noviembre de 2015

Extremadura y su Cava. Avanzamos en nuevos productos


El año pasado, algunos clientes nos propusieron que se introdujese en la Oleoteca un Cava Extremeño. Pues bien, este año así lo hemos hecho. Además, y como viene siendo habitual, me complace presentaros los últimos productos que hemos añadido a nuestra amplia gama de artículos. 



Cava Vía de La Plata. 
Brut Nature Chardonnay
Es un Cava intenso con un abanico de aromas de frutos secos, toffe, lychis muy potentes, amable y amplio en el paladar que lo hace muy agradable a cualquier hora del día.

Queso de Oveja en AOVE
Con un sabor fuerte pero a la vez contenido, ya que el Aceite de Oliva Virgen Extra suaviza su textura y paladar. Es ideal para cualquier hora del día y sobre todo te permite aprovechar el aceite para “tomar pan y mojar”.

Crema de Turrón con AOVE
Deliciosa crema de turrón de almendras con un toque del mejor aceite de oliva virgen extra. Es inmejorable para utilizarla como complemento en postres caseros navideños o simplemente para untar. Un capricho para los amantes del dulce.

Bombones de Higo y AOVE
Rellenos de una deliciosa crema de trufa al licor y aceite de oliva virgen extra están recubiertos con una fina capa de chocolate lo que convierte este producto típicamente extremeño, en un bombón muy original y diferente.

Y por supuesto, y como en años anteriores, ya disponemos de los Polvorones y Mantecados con AOVE, Golosinas de aceituna negra y nuestros famosos Bombones con Aceite de Oliva virgen Extra.

Espero que disfrutéis de toda esta extensa gama de productos.