martes, 2 de junio de 2015

La Búsqueda



Por fin le tenía entre mis manos. Hacía tiempo que le buscaba, casi desesperadamente, y no lograba hallar su paradero. Siempre, sobre pistas falsas, me dediqué a rastrear todo Madrid para encontrarle. Tranquilo, me dije, seguro que hay algo que estás pasando por alto, algo que se te escapa. Ya sabes que los detalles, por muy insignificantes que puedan parecer, son los que facilitan la solución. Con esta premisa, y muchas horas robadas a un sueño gratificante, indagué por vericuetos insondables más allá de mis propias capacidades e imposibles de recomendar. Sin embargo, comencé a vislumbrar una tenue luz que poco a poco se fue haciendo más intensa llegando a deslumbrarme a medida que me acercaba a la solución final. Ahí estaba. Como suponía, fue un detalle apenas perceptible el que me guió, como una brújula, encontrando el ansiado destino. Pero aún faltaba la confirmación definitiva. Con manos temblorosas marqué el número de teléfono que me diría si había acertado o por el contrario si erraría irremediablemente…

No pude evitar esbozar una sonrisa triunfal cuando colgué el teléfono. Lo había conseguido. El esfuerzo había merecido la pena.

Me acerqué sigilosamente temiendo que el ruido de mis pisadas pudiese, de alguna manera, espantar mi codiciado tesoro. Apilados, desde el suelo hasta el techo, sus compañeros, apretujados, esperaban ansiosos pasar a alguna mano que les cuidase como se merecían. Pero allí, inclinado, desafiante, estaba él. Le contemplé embelesado, intentando hacer perdurar ese instante el mayor tiempo posible. A mi alrededor todo había desaparecido. Estábamos frente a frente; solos él y yo…

Una vez en mi casa, apoltronado en uno de los sillones, le pude admirar sin paliativos. Le acaricié suavemente, acercándole a mi nariz pudiendo así inhalar todo su aroma. Le deposité de nuevo sobre mis rodillas. Me coloqué las gafas y con toda la tranquilidad de la que fui capaz, comencé a pasar página a página de aquel LIBRO que me trasladaría a mundos desconocidos especialmente dedicados a mí.

Que tengáis una fructífera y buena Feria del Libro de Madrid.