Por fin le
tenía entre mis manos. Hacía tiempo que le buscaba, casi desesperadamente, y no
lograba hallar su paradero. Siempre, sobre pistas falsas, me dediqué a rastrear
todo Madrid para encontrarle. Tranquilo, me dije, seguro que hay algo que estás
pasando por alto, algo que se te escapa. Ya sabes que los detalles, por muy
insignificantes que puedan parecer, son los que facilitan la solución. Con esta
premisa, y muchas horas robadas a un sueño gratificante, indagué por vericuetos
insondables más allá de mis propias capacidades e imposibles de recomendar. Sin
embargo, comencé a vislumbrar una tenue luz que poco a poco se fue haciendo más
intensa llegando a deslumbrarme a medida que me acercaba a la solución final.
Ahí estaba. Como suponía, fue un detalle apenas perceptible el que me guió,
como una brújula, encontrando el ansiado destino. Pero aún faltaba la
confirmación definitiva. Con manos temblorosas marqué el número de teléfono que
me diría si había acertado o por el contrario si erraría irremediablemente…
No pude
evitar esbozar una sonrisa triunfal cuando colgué el teléfono. Lo había
conseguido. El esfuerzo había merecido la pena.
Me acerqué
sigilosamente temiendo que el ruido de mis pisadas pudiese, de alguna manera,
espantar mi codiciado tesoro. Apilados, desde el suelo hasta el techo, sus
compañeros, apretujados, esperaban ansiosos pasar a alguna mano que les cuidase
como se merecían. Pero allí, inclinado, desafiante, estaba él. Le contemplé
embelesado, intentando hacer perdurar ese instante el mayor tiempo posible. A
mi alrededor todo había desaparecido. Estábamos frente a frente; solos él y yo…
Una vez en
mi casa, apoltronado en uno de los sillones, le pude admirar sin paliativos. Le
acaricié suavemente, acercándole a mi nariz pudiendo así inhalar todo su aroma.
Le deposité de nuevo sobre mis rodillas. Me coloqué las gafas y con toda la
tranquilidad de la que fui capaz, comencé a pasar página a página de aquel
LIBRO que me trasladaría a mundos desconocidos especialmente dedicados a mí.
Que tengáis
una fructífera y buena Feria del Libro de Madrid.