miércoles, 15 de enero de 2014

De vuelta a la realidad



Ya han pasado 14 años. Aquel que por un momento fue el punto de referencia (el 2000), se ha visto superado con creces. Este milenio tiene ya 14 adolescentes y lampiños años. Y como todo buen doncel que se precie, tiene las hormonas revolucionadas. Nos dicen, nos cuentan, nos declaran, nos manifiestan….nos engañan, que será un año poco menos que espectacular donde la economía dará un giro de 180 grados. Tengo la impresión de que las matemáticas no son el punto fuerte de los políticos, amén de otras ciencias, y donde dicen 180 grados quieren decir 360, lo que sin lugar a dudas significa que volveremos al punto de partida; esto es, al cuasi desastre del 2013. Confío en que mis premoniciones sean erróneas, pero visto lo visto y cómo deambula la clase política necesitaríamos un cambio radical para empezar a ver un resquicio de luz al final del túnel. Que sus Señorías se apoltronen en sus escaños (da igual el color del partido político) con el ánimo de permanecer en el poder sin apenas mover un dedo, debería convertirnos a los ciudadanos en protagonistas de una nueva revolución donde la palabra Democracia figure en letras bien mayúsculas. Es el pueblo el que teóricamente debe ejercer la Soberanía eligiendo a sus gobernantes y si algo no funciona (que en la actualidad son bastantes cosas) tener la capacidad indiscutible de poder renovarlos (léase también echarlos o finiquitarlos) y no sentirnos como meros espectadores de una pantomima en el que siempre tienen las de ganar los que ejercen el poder. Manipular y facilitar informaciones sesgadas convierten a nuestros políticos en garantes de su propia estabilidad, y a nosotros en meras marionetas de los acontecimientos. Sería necesario alzar la voz y decir “basta ya”. Hasta aquí hemos llegado. A partir de ahora seremos nosotros, como pueblo, quienes tomemos las riendas de nuestro destino. Esto, así expresado, parece sencillo. No lo es, entre otras cosas, por nuestra propia falta de organización y como no, porque hasta que no nos afecta algo directamente no nos ponemos manos a la obra. Sin embargo, creo que tenemos la capacidad suficiente de poder convertirnos en autores de nuestra propia historia.

Hemos dejado atrás 2013, las Navidades nos han permitido un cierto respiro y transgredir algunas normas. Pero después de la tempestad viene la calma. Y ahora nos encontramos de nuevo con la (triste) realidad. Aunque prefiero ser más optimista y decir sencillamente como un titular de periódico “Bienvenidos a la nueva realidad de 2014”. Como comentaba anteriormente, quisiera errar en mis presentimientos y que este nuevo año nos traiga, por fin, la justicia política, social y personal que tanto estamos esperando.

Feliz vuelta a la realidad