Uno de los valores importantes que tiene culturalmente un
país es su gastronomía. En el nuestro, afortunadamente, contamos con una
variedad extraordinaria. Del Norte al Sur, del Este al Oeste, cada región
cuenta con peculiaridades especiales que convierten sus fogones en todo un
arte. Y no sólo en las grandes ciudades; hay lugares apartados y recónditos
donde se pueden disfrutar de experiencias inolvidables y por supuesto, aprender
de sus gentes, sus costumbres y su cocina.
Es por ello que desde nuestra oleoteca no nos gusta afirmar
categóricamente que los productos con los que contamos son los mejores, entre
otras cosas porque afirmar que algo o alguien es mejor o peor que otro se sitúa
en el orden de lo subjetivo; en todo caso y es lo que defendemos, preferimos
manifestar que somos diferentes. Sabemos
que cada uno “arrima el ascua a su sardina”, pero si nosotros lo hiciéramos
perderíamos la objetividad que queremos transmitir a nuestros clientes/amigos. Es
así que cuando una persona entra en nuestra oleoteca, evidentemente le hablamos
de la calidad innegable de nuestros productos, de que tenemos un aceite
verdaderamente especial, con unas características organolépticas excepcionales,
pero nunca aseguramos que es el mejor, ya que somos conscientes de que en otras
regiones españolas se producen aceites diferentes, ni mejores ni peores, sólo
diferentes. Y como decíamos, afortunadamente porque eso es lo que constituye la
variedad y el disfrute de cualquier producto.
Desde nuestra oleoteca os seguimos invitando a que nos
visitéis y podáis comprobar in situ por qué nos sentimos tan orgullosos del
aceite que vendemos. Y no solo aceite, también los patés, las salsas, las
patatas fritas, las mermeladas, las sales, las aceitunas, los vinagres… y por
supuesto una línea de cosmética para todos los gustos.
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